MOLDAVIA
¿Dónde está Moldavia?
TESTIMONIOS
María
CES en Komrat, Moldavia (oct2018- jul2019)
Hola!
Mi nombre es María y soy una voluntaria española. En el momento en que escribo esto estoy haciendo un SVE de 10 meses en Moldavia, concretamente en la ciudad de Comrat, en Gagauzia. Sólo llevo un mes aquí, pero la experiencia ya está siendo increíble: estoy descubriendo una cultura completamente diferente y personas llenas de energía y ganas por aprender y enseñar. Desde el primer día en que llegué todo el mundo me dio una calurosa bienvenida, desde mis compañeros de proyecto (con los que también comparto la casa), como mi babushka, Anna Nikolaevna, la mujer que ha abierto las puertas de su hogar para que los voluntariados tengamos un sitio donde vivir. La asociación con la que estoy realizando mi SVE se llama Miras Moldova, y el proyecto en el que trabajo es el de ‘European reporters in Gagauzia’. Mi trabajo consiste en grabar vídeos, hacer entrevistas, fotografías o escribir artículos sobre la cultura gagaúza. Gracias a ello estoy aprendiendo muchísimo sobre Gagauzia y sus habitantes. Miras Moldova también tiene un proyecto precioso que se llama ‘Equal chances for a decent future’, en el que los voluntarios ayudan a personas con discapacidad. Aunque son proyectos diferentes, muchas veces colaboramos entre nosotros, lo que completa aún más esta experiencia y la hace más enriquecedora.
Es realmente cierto aquello que dicen de que “el tiempo vuela”. Tan sólo me quedan unas semanas en Moldavia y todavía tengo la sensación de que acabo de llegar. Aún recuerdo el día en que llegué a Comrat, la capital de la región de Gagauzia donde estoy realizando mi proyecto, y en la impotencia que me daba no poder hablar ni una palabra de ruso con la que poder comunicarme con todas las personas que me daban la bienvenida. Ahora me atrevo incluso a hablar con desconocidos por la calle, que siempre sonríen cuando escuchan mi acento español y me motivan para que siga aprendiendo porque “para haber empezado desde hace unos meses ya lo hablo muy bien” (yo sé que mienten, pero me hace mucha ilusión que me lo digan). Las personas moldavas pueden no ser las más simpáticas en el primer contacto, y razones no les faltan dadas las circunstancias sociales y políticas a las que deben hacer frente. Pero una
vez muestras tu intención de conocerles y aprender sobre su cultura y tradiciones son las personas más alegres y generosas que puedes conocer. Para ellos siempre hay sitio para uno más en la mesa. Y es que, lo que destaca de Moldavia, uno de los países menos visitados del mundo, es el espíritu de las personas que lo habitan. Durante estos diez meses y gracias a mi proyecto “European Reporters in Gagauzia”, he tenido la oportunidad de descubrir una cultura totalmente diferente a la mía, de probar su deliciosa gastronomía, de brindar en varios de sus muchos festivales de vino, de bailar ‘horas’ (o al menos intentar seguir el ritmo), escuchar sus leyendas y canciones populares e incluso vestirme con ropa tradicional gagaúza y tejer en un telar antiguo (o, una vez más, al menos
intentarlo).
Una vez más, quiero acabar este pequeño relato celebrando a las personas que he tenido el grandísimo placer de conocer y trabajar codo con codo. Empezando por Anna Nikolaevna y Annia Petrovnia, las babushkas que con tanto cariño han cuidado de los voluntarios que vivíamos con ellas. También al maravilloso equipo de Miras Moldova, cuyo incansable trabajo está ayudando a tantas personas que realmente lo necesitan. Y por último al resto de voluntarios, tanto del Cuerpo Europeo de Solidaridad como Peace Corps y Fulbright, jamás olvidaré todas las experiencias que he vivido con cada uno de ellos, haciendo que esta experiencia haya sido, aún si cabe, aún más especial. En estos meses he dicho “Hola” a nuev@s voluntari@s con ese brillo especial en los ojos propio de aquellas personas con ganas de ayudar. También he tenido que decir “hasta pronto” a otras muchas personas, con la certeza de que volveré a verlos en el futuro.
Junto con otro compañero también estoy realizando un taller en el que enseñamos a un grupo de jóvenes gagaúzos cómo realizar sus propios cortometrajes. Antes de que se termine nuestro voluntariado esperamos hacer un pase cinematográfico en el que veamos el resultado del curso. Aunque Comrat es una ciudad bastante pequeña, desde que he llegado no he parado de hacer cosas! Ya sea por los festivales de música y bailes que se han celebrado con la llegada de la primavera, como con las diferentes actividades que preparamos los voluntarios con ayuda de personas locales (Club de inglés, club de alemán, noche de películas, noche de juegos de mesa…), al final no te da tiempo a aburrirte. Además, Comrat está a sólo una hora y media de la capital, Chisinau, donde se encuentran aún más voluntarios europeos y con los que de vez en cuando salimos para hablar sobre nuestras experiencias e incluso hacer viajes juntos. Hace unas semanas, por ejemplo, pudimos visitar la ciudad de Kiev, donde tuvimos nuestro “on-arrival Training”, una actividad fantástica para conocer más voluntarios y la cultura ucraniana.
Pero no todo está siendo fácil. En Gagauzia, la mayoría de las personas no hablan inglés, sólo ruso o gagaúzo (una lengua parecida a la turca), por lo que la comunicación con los locales a veces es difícil, aunque la mayoría intenta comunicarse con los extranjeros y durante nuestra estancia tenemos clases de ruso. Otro de los aspectos más difíciles es ver la realidad de Moldavia. Aunque los moldavos, y en concreto los gagaúzos, están muy orgullosos de sus orígenes y de su país, son bastante pesimistas sobre su futuro. Una de las cosas que más me sorprendió (y me sigue sorprendiendo) es que siempre te preguntan por qué un extranjero querría vivir tanto tiempo en Moldavia. Siempre les contesto lo mismo: sus tradiciones tan diferentes a la mía, su gastronomía, historia y la generosidad de los moldavos están haciendo que no eche tanto de menos España.
Al mismo tiempo, me gusta pensar que he hecho todo cuanto he podido en ayudar a mejorar un poco su situación. Y es que cuando se hace un voluntariado no debes tener unas expectativas demasiado altas: es imposible cambiar la situación de un país entero en tan sólo diez meses. Pero sí vas a poder ayudar en pequeña escala a la comunidad, como fue en mi caso. Con ayuda de los demás voluntarios organizamos diferentes actividades como workshops de fotografía y realización de cortometrajes, clases de inglés, o incluso manteniendo debates en los que los jóvenes pudieran no sólo practicar su inglés sino también escuchar diferentes puntos de vista, alejados del discurso tradicional al que están acostumbrados. Mi organización, Miras Moldova, siempre nos apoya en todas las actividades que queremos sacar adelante. Uno de ellos consistía en recaudar fondos para poder financiar un autobús especialmente acondicionado para personas en sillas de ruedas para llevarles al centro de día para que puedan recibir sus terapias y para que también puedan salir de sus pueblos y tengan la oportunidad de participar en diferentes eventos y ser parte de su propia comunidad. Me hace especial ilusión escribir que este proyecto se hará realidad y pronto las personas con discapacidad de Kirsova, un pueblo cercano a Comrat donde mi asociación también trabaja,
tendrán a su disposición el autobús. Aunque probablemente yo ya no me encuentre en Gagauzia cuando esto suceda, no puedo sino alegrarme por este pequeño (gran) logro y sentirme agradecida por las personas y asociaciones que lo han hecho posible.
Beatriz Planas Torrea
SVE en Chisinau, Moldavia (oct2015- jul2016)
Mi experiencia moldavia: el voluntariado del descubrimiento
Pero … ¿por qué Moldavia?, te preguntan muchas voces tanto españolas como autóctonas. He pasado nueve meses y medio como voluntaria en Chisinau, la capital de esta pequeña república situada entre Rumania y Ucrania y, a pesar de sufrir algunas incomodidades, recomiendo efusivamente este país para todo aquel al que le seduzca lo desconocido, complejo y retro. País dónde la vida se torna complicada para sus habitantes, pero en el que me he sentido muy bien acogida, al que estoy muy agradecida y del que retorno con una intención de seguir muy pendiente y preocupada por lo que allí ocurra en relación a su actual escenario político y social.
Llegue a Chisinau sin una idea preconcebida, pero sí con algunas indicaciones de que se trataba de un país atrasado en comparación con España y sobretodo en relación con otras ciudades europeas muy sofisticadas y cosmopolitas por su filón turístico. Lejos de todo ello se encuentra Moldavia. Conocido por ser el país más pobre del continente europeo y con un turismo muy por debajo de la media europea, Moldavia alberga grandes encantos para aquellos viajeros interesados en conocer algo más allá de las maravillas arquitectónicas anunciadas en las guías de viaje. Con una compleja población moldava entre la que existe una constante mezcla con otras nacionalidades como la rumana, rusa, ucraniana, turca y, con dos idiomas instalados coexistiendo al mismo nivel como son el ruso y el rumano, Moldavia es un país lleno de contrastes y contradicciones fruto de un pasado reciente convulso.
Aunque desarrollé mi voluntariado en Chisinau, capital de Moldavia (lo digo otra vez porque poca gente lo ubica en el mapa, incluida yo antes de venir, y es una pena) también tuve la oportunidad de viajar, en rutiera (nombre rumano) o marshuska (en ruso), entiéndase como furgoneta habilitada a modo de minibús pero en más precario, por este pequeño país y descubrir el resto de regiones y zonas rurales dónde se multiplica la autenticidad de lo tradicional y el contraste.
Solo añadir, que Moldavia es un país que te permite viajar en el tiempo y, en cierta forma, recuperar ese espíritu y trato familiar más humanizado que se comienza a añorar en Occidente con celebraciones y encuentros festivos dónde reina la naturalidad, el festejo, la hospitalidad y la buena predisposición.
Y bueno, mención especial merecen el numeroso grupo de voluntarios de Moldavia. Todos juntos hemos descubierto Moldavia y hemos hecho frente a sus adversidades. Para ellos también va este agradecimiento: Por esos voluntarios coraje y con tanto “flow”.
Sergio Pérez Sánchez-Fuentes
SVE en Komrat, Moldavia (oct2013- abr2014)
¿Por qué hacer SVE me cambió la vida?
Empecemos por el principio… cómo tiene que ser. El proyecto me tocó de rebote porque justo la chica que lo iba a hacer quiso cancelarlo pocos meses antes de su comienzo y bendita decisión que tomó porque si no, yo me hubiera quedado sin hacerlo y sin lugar a dudas fue una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida. El proyecto constaba de promocionar, a partir de publirreportajes, la cultura gagauziana, una cultura en discriminación social dentro de Moldavia, la cual, gracias a los jóvenes, volvía a cobrar vida y gracias a los voluntarios, difusión por toda Europa y más allá. No tenía ni idea de dónde estaba Moldavia, y por mucho que me dijeran en que constaba el proyecto jamás hubiera imaginado todas las experiencias que al final tendría. Las expectativas no son más que una construcción que hacemos para luego decepcionarnos a nosotros mismos, ya que, en este caso, superaron con creces cualquier conjetura que hubiera hecho.
Mis compañeros de fatigas, el resto de voluntarios que me acompañaron en mi viaje y yo en el suyo. A estos les guardo con especial cariño, porque fueron ellos los que transformaron a este cabezón en una persona con la habilidad de empatizar y transformar la actitud de los demás gracias a unas actitudes sociales que me ayudaron a ayudar a los demás igual que ellos me ayudaron a mi. Con ellos compartí viajes, comida, alojamiento y alma. Hicimos un viaje de 120km andando por las poblaciones que se consideraban gagauzianas dentro del país. El mejor viaje de todos.
Cualquier esquina puede ser oscura, cualquier país puede ser extraño, pero es cuando nos atrevemos a cruzar el umbral del miedo cuando nos empoderamos de nuestro propio ser. Podría hablar de miseria, de alcoholismo o de pobreza, pero todas esas cosas son físicas, todo ello es sobrepasado por el alma de ese país. Por el cariño que transmiten todas esas caras laaaargas que tienen l@s moldav@s. Cuanta más larga sea su cara, más grande es su alma. Es una gran contradicción, pero el mundo está lleno de ellas y Moldavia, por mucho que te lo pinten está lleno de gente estupenda. 90% de mujeres preciosas e inteligentes y el 90% de los hombres fuertes y habilidosos. Gente que cuanto menos tienen más dan, gente a la que respetaré y admiraré el resto de mi vida.
Mi primer viaje en avión y solo. Con parada en Francia, luego Rumanía y finalmente en Moldavia. Los primeros días fueron bastante estresantes, pero a la vez sin altibajos. Suficiente intentar hablar inglés, cuando nunca lo había hecho, en una zona donde se habla ruso, el cual aprendí con nuestros tutores, los cuales guardaré en mi corazón el resto de mi vida. Empezaba a darme cuenta lo que era salir de la zona de confort y enfrentarme a la zona de estrés, con muchas frustraciones que darían paso a sentirme capaz de todo, cuando poco a poco, te das cuenta que es en esta zona cuando desarrollas tus habilidades y tu actitud y te conviertes en una super persona con la habilidad de comerse el mundo.
Las historias que puedo contar son miles, una por cada día en Moldavia, la intensidad, las diferentes situaciones y experiencias que llevaban a otras nuevas, no cambiaría nada. Los encuentros con otros voluntarios fueron en Ucrania, uno en Kiev y otro en Donesk. Los dos una absoluta maravilla donde conocimos a un montón de voluntarios con los que, con muchos de ellos, aún mantengo contacto.
No paré de trabajar y disfrutar ni un solo día, con sus más y con sus menos, cada día ofrecía un problema o un reto a superar de donde aprender algo, según como lo mires, algo que aprendí a apreciar allí, viendo a la gente de mi alrededor como, sin rendirse, seguían adelante por muchas penurias que hubiera. Los proyectos y los videos salieron mejor de lo que esperábamos, incluso ayudábamos al resto de voluntarios con los suyos y ellos con los nuestros, creábamos los nuestros propios, paralelos al trabajo de voluntariado e inventábamos cada semana una tontería que hacer con la que entretener a la gente allí o a nosotros mismos. Todo sumó. Aprendí a hablar inglés, el ruso a chapurrearlo, porque ese idioma ni los nativos son capaces de comprenderlo, que cosa más difícil por dios. Aprendí habilidades diplomáticas, a cómo moverme en un país extranjero sin idioma, a como viajar sin miedo, a cocinar para 10, a ser agradecidos con aquellos que parecían no serlo, a trabajar y disfrutar al mismo tiempo buscando ese detalle del trabajo que me motiva y potenciarlo. A dar algo sin necesidad de recibir algo a cambio.
Aquí el Blog de Sergio que realizó cuando estaba allí -CLICK AQUÍ-
NO dejes pasar la oportunidad de participar en un proyecto así, más allá de ser un proyecto de ERASMUS +, es un proyecto de vida.
¿Qué cuántas cosas aprendí? y mil más, pero sobre todo lo que hace EVS es transformarte en una mejor versión de ti mismo.
Carlota Boyer
SVE en Miras Moldova,Gaugazia – Moldavia ( ene/jun 2016)
Ruben Pulido Rodriguez
SVE en Chisinau, Moldavia – 2014 – 2015
Impresiones de Chisinau o de cómo llegué hasta aquí
Moldavia siempre ha estado asociado a aspectos negativos; por eso antes de llegar y por el desconocimiento de la mera existencia del país, la sensación que tenía era de miedo y agitación ante lo desconocido. Desde que me baje del avión el día 17 de julio a las 17:30 h. nunca más he vuelto a experimentar esa sensación.
Cada día descubrí nuevos colores cada día, nuevas formas de vida, nuevas formas de ser útil, un nuevo idioma, nuevas caras y sobretodo un nuevo país y una nueva cultura.
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Al llegar en verano he tenido la oportunidad de disfrutar de todos los festivales, eventos y fiestas en Stefan cel Mare; si tengo que elegir alguna experiencia me quedaría con el Festival de Gustar con mi amigo Manuel, que vino desde Arad a visitarme. Tres días acampados en Orhei Vechi con buena música, buena comida y en buena compañía.
Mi rincón preferido en la ciudad es el Parque de Valea Trandafirilor, en el centro de la ciudad pero un lugar para relajarse.
Carlos Huttner
Testimonia Valuntariado en Moldova
2013 – 2014
Hola! Soy Carlos Huttner , hice mi SVE en Moldova, durante el pasado año, estuve 12 meses. Mi experiencia allí, no puedo decir que alla sido 100% perfecta pero si que he aprendido mucho con ella, he vivido buenos y malos momentos, he conocido mucha gente de diferentes países y culturas y de la experiencia he sacado algunos buenos amigos con los que después de mi estancia en Moldova aun sigo en contacto y nos vemos .
En lo referente a Moldova como país, es un país bastante diferente al resto de países de Europa, esta bastante atrasado en temas de conexiones y comunicaciones de transporte , en adaptación y desarrollo hacia los discapacitados. Tiene aun una gran influencia de la unión soviética y ello queda demostrado en la forma de ser de la gente ( suele ser bastante distante y fría) y en la fuerte influencia de la religión. A nivel de clima es muy frio en invierno y caluroso en verano, pese a la primera impresión que os podeís llevar al llegar es bastante seguro incluso de noche.
En referencia al SVE y su sistema me dejo mucho que desear sobretodo ADVIT el organismo coordinador de allí. Nada más llegar ya empezaron los problemas sobre todo porque antes de llegar me dieron unas condiciones de casa que al llegar luego no se cumplieron y tras muchas quejas y protestas (incluso amenace con marcharme ) cambiaron, así que un consejo es que antes de llegar os dejen claro como es vuestra futura casa y que en ningún momento se incumpla nada de lo que se os explique antes de marchar porque en mi caso llegue a una casa totalmente diferente de lo que me dijeron sin agua caliente en pleno octubre y con una habitación donde no tenia donde dejar mi ropa y una cama hecha con cojines de sofá. una cosa muy clara nunca tenéis que aceptar nada que no veáis justo, porque en Advit intentan aprovecharse al máximo de las personas débiles, yo tuve muchos enfrentamientos con ellos, pero al final siempre conseguí tener aquellas cosas que antes de mi marcha me enseñaron que me debían corresponder.
¿Que podemos decir acerca del SVE y de mi proyecto? De mi proyecto no tengo ninguna queja trabaje en un centro juvenil, por la mañana trabajábamos con chicos discapacitados de todos tipo de discapacidades, por la tarde el centro estaba más enfocado a niños y gente joven que al finalizar su día de estudio pasaban por el centro para pasar el tiempo libre de la tarde. Cada semana se hace un programa de actividades el cual depende en gran medida de los jóvenes que acudan y del clima. Mis compañeros de trabajo me trataron como uno más desde el primer momento en el que entre en el centro tanto yo como el resto de voluntarios nos sentimos muy queridos, apreciados y valorados por los compañeros del centro así como por los chicos con los que trabajamos.
Para finalizar deciros, que no tengáis ninguna duda en hacer un SVE, es una buena experiencia que te enseña mucho más de lo que en principio piensas, no dudéis en escoger destinos poco llamativos en principio como puede ser Moldova porque son oportunidades únicas de conocer otras culturas y vivirlas, que seguramente en principio nunca se os ocurriría ir porque sí. Desde mi experiencia os animo a participar es una oportunidad muy buena que se ofrece además también puede servirte como tiempo para reflexionar acerca de tu futuro o para encontrar ideas de futuro.
Art – Labirynth
EVS in Chisinau, Moldavia,
Noviembre 2013 – Septiembre 2014
Trabajaba en la asociación como otro miembro.
Las tareas principales que lo hice como voluntario en la asociación:
- Colaboración con los proyectos artísticos: Ayudo a hacer y apoyo un montón de pequeños proyectos artísticos (algunos objetos para decorar, esculturas, escenografía para un teatro de calle, … también para tocar música con ellos, como grupo de música, en algunos eventos y algunas actuaciones de calle)
- Colaboración con las tareas diarias: Son muy variadas, como limpiar, mover y ordenar multitud de cosas, cortar leña, ayudar en la cocina, … y, por supuesto, ayuda con las diferentes actividades diarias que hay!).
- Colaboración en tareas de construcción: Fabricar y reparar algunos muebles; preparar el espacio al aire libre para el verano, con un escenario para los concierto, un techado…; y por supuesto, el Festival de Verano de Art-Labyrinth, donde en alrededor de dos semanas, construimos toda la zona en un lugar perdido en la naturaleza, (escenarios, cocina, aseos, algunos puentes, ducha, …)
- Colaboración con la promoción de las actividades: Mi contribución era hacer un calendario mensual con todas las actividades, y promover las actividades por e-mail, aparte de hacer algunos carteles y de vez en cuando ir a pegarlos.
- Colaboración con la organización de las actividades de los voluntarios: durante mis dos últimos meses he ayudando a coordinar voluntarios EVS short-term, en todo el proceso, (tanto a elegirlos, en la integración, como organizando su trabajo, …) también en el festival de verano que propone en mi asociación, (es de un mes de trabajo para preparar, realizar, y después de desmontar y limpiar) mi tarea era coordinar el grupo de voluntarios, en los que necesitaba para coordinar alrededor del 12 voluntarios nuevos para el festival que ayudaron y hicieron actividades muy variadas haciendo posible el festival)
Sobre mis expectativas
El proyecto cubrió mis expectativas, que era principalmente:
- Trabajar en una asociación social o cultural.
- Conocer otra cultura, vivir en otro país.
- Viajar en diferentes países.
Tal vez lo único que no hice es conseguir una nivel básico en el idioma local (ruso o rumano), pero por otro lado he mejorado mi nivel de Inglés.
En general mi experiencia en mi orgnización de acogida ha sido es muy buena, por supuesto, no perfecta, pero en realidad era más positiva que negativa. Acerca de la tarea que había algunas son más interesantes que otras, pero entiendo que es importante cooperar en todos ellas. Mi supervisor siempre me pregunta acerca de la tareas, y si estaba de acuerdo en hacerlas: nunca me obligaron a hacer nada que no me gusta, y siempre están preocupados por mi integración. Traigo una experiencia muy agradable!
CONCLUSIÓN
Cómo conclusión me gustaría compartir una reflexión:
Para mi es curioso, que el mismo sistema Europeo que abre este tipo de programas, que ofrecen una experiencia social de cooperación internacional, sobre la base de unos valores envidiables; es el mismo sistema que por su política económica destruye algunos países (como el nuestro), bloqueando el desarrollo económico natural a favor de políticas económicas super-destructivas que sólo benefician a las grandes empresas internacionales; además de obstaculizar el empleo juvenil, reduciendo las condiciones de trabajo, vendiendo los derechos de los trabajadores e hipotecando tanto a familias como a países. Camino que promueve la polarización social y los radicalismos, tanto como el desamparo político y social. Y es también el mismo sistema que apoya, justifica y promueve crímenes contra la humanidad, al igual que Israel hace. Dos caras radicalmente diferentes de la Unión Europa.
Sólo espero que este tipo de programas de intercambios juveniles (Juventud en Acciones, EVS, Erasmus,…) que conforman la «buena» cara de Europa, sean desinteresados: sólo propuestos para el desarrollo de los jóvenes ciudadanos europeos, sin tratar de redimir o justificar sus «sucias» políticas.
Y por supuesto, espero que la parte más interesada del programa para los países fuera de la UE, no sea una especie de extraña sombra de colonización, para promover la UE… (por ejemplo, contra algunas potencias culturales-económicas alternativas como Rusia o los países árabes), como EEUU sí hace.
Mi proyecto personal, dentro de la asociación:
- Filmclub.
- .Ciclos de cine de arte-culturales (todos los jueves)
- .Ciclos de películas documentales (todos los martes)
- Con cada película, les traigo un poco de bizcocho hecho en casa y té gratis, y después de la película, coloquio (en inglés).
- Clases de español (todos los miércoles) también gratis, para un grupo muy variado siempre acompañado de té y galletitas!
FESTIVAL DE VERANO ART-LABYRINTH (20-22 Junio)
El festival de verano es, sin duda el mayor evento anual que proponen. Un Etno-festival que congrega entorno al millar de personas. Ofreciendo un encuentro alternativo, dónde se prohiben el consumo de todo tipo de drogas, incluyendo el consumo de alcohol. A parte de los conciertos, se propone principalmente:
-Workshop variados.
-Conciertos (5 escenários: principal, tambores, artístico, electrónica/experimental y micro-libre.
-Cocina Vegetariana
-Performans, teatro, espectáculos varios.
El festival se ubicaba en la naturaleza en pleno parque natural, dónde un grupo de Art-lab. acampamos durante más de tres semanas para preparar el festival.
Y tras el festival dejarlo todo mejor de lo que estaba! recogiendo concienzudamente todo tipo de basuras, y desmontando todo lo montado.
EXPERIENCIA
- He aprendido a trabajar en grupo, algo que no siempre es fácil. Aprendí a organizar un grupo de voluntarios (y me gusta), y un montón de cosas más que traigo.
- Como una larga experiencia internacional, he aprendido (y disfrutando) enormemente de la cultura y la historia de este país y de esta zona.
- También he mejorado mi Inglés. jeje
- Acerca de habilidades que pueden ser útiles para encontrar un trabajo, esta experiencia me ha dado la posibilidad de tratar de encontrar un trabajo en otros países europeos (porque no me veo en un futuro cercano que puede ser posible encontrar un trabajo en España). Principalmente por mí mismo, porque me he quitado el miedo a vivir en otro pais, en otro idioma, …
- Y lo mejor no es sobre el futuro, es sobre el pasado: estoy feliz porque sé que no he perdido un año de mi vida, y esta experiencia ha sido muy útil tanto como experiencia laboral, por supuesto, como experiencia personal.
- Así que sí, recomiendo EVS a los demás, porque para mi ha sido muy positiva.
Pero sé que las experiencias del SVE depende de un buen número de circunstancias. Para el participante es importante primero saber qué buscar, y en segundo lugar debe ser muy abierto a adaptarte a lo que finalmente te encuentras. Y de todos modos puede ser que sea mejor o peor por suerte, (dependiendo de cómo sea el trabajo en las asociaciones, cómo sea el proyecto, cómo sea el alojamiento, la convivencia y la integración en el país, etc …)
De todos modos, estoy muy agradecido por este programa, que me ha gustado mucho. Si hablo sólo sobre el programa EVS estoy muy contento, creo que es muy importante promover la experiencia intercultural internacional entre la juventud, esto ayuda a crecer como ser humano, y lucha contra la insociabilidad que hay en todos los países a través de algunos proyectos realmente muy interesantes.
Adelina Gómez Monteagudo
EVS in Chisinau, Moldavia.
Mi Servicio de Voluntariado Europeo, se ha basado en un proceso continuo de adaptación y aprendizaje. Antes de empezar tenía unas expectativas y objetivos planteados, y cuando empecé mi trabajo en Chisinau tuve que aprender a adaptarlos ¨sobre la marcha¨ para encajar con la realidad Moldava, algo que me dio la oportunidad de descubrir aspectos muy interesantes que nunca pensé en poder conocer.
Ha sido un proceso de crecimiento profesional y personal y me he visto involucrada en muchos aspectos de la sociedad civil moldava que me han aportado muchos aspectos nuevos del concepto ïnterculturalidad¨.
Considero que ha sido una experiencia muy positiva durante la cual me he visto siempre apoyada tanto por mis compañeros, así como mis supervisores. La recomiendo sin duda a todos los jóvenes europeos!
Laura Cuesta García.
EVS in Călărași, Moldavia.
Casi dos semanas después de haber terminado mi EVS, haberme reencontrado con familiares, amigos y antiguos compañeros de trabajo me dispongo a hacer balance de lo que ha supuesto pasar un año en Moldavia. Mi voluntariado comenzó el 7 de septiembre de 2013. Recuerdo mi llegada cuando mi nivel Inglés es casi nulo, aun así me sorprendí a mí misma entendiendo y hablándolo, como los indios sí, pero hablándolo.
Recuerdo ese primer viaje en coche, iba solo mirando el camino que me iba a llevar al que sería mi pueblo, Călărași, y del que muy poco sabía. Recuerdo que en un momento pensé: estoy aquí en un coche, con gente que no conozco de nada y con la que casi no me puedo comunicar… sin embargo me sentía alegre y con ganas de descubrir el nuevo lugar que me iba a acoger durante un año de mi vida.
El tiempo fue pasando y en el on-arrival training por fin encontré nuevos amigos, la gran mayoría españoles, algo que ya necesitaba ya que pasé como tres meses sin poder hablar español, que me vino muy bien para aprender inglés y rumano, pero que por dentro necesitaba utilizar el refranero español y que alguien me entendiera.
Estos amigos ya fueron para todo el año, y aunque vivían todos en la capital de Moldavia, Chișinău, han sido grandes compañeros de viaje que han estado cerca de mí en mejores y peores momentos.
Tras un paréntesis en mi proyecto por problemas personales la vuelta fue genial. Tal y como me lo había planteado fue un “re-inicio”, como si lo anterior no contara.
Mi proyecto era con niños con discapacidad, la verdad que muy agradecido ya que los niños son unos soles. De ellos me llevo su inocencia, su aceptación sin límites, su paciencia para entender mi nivel básico de rumano, sus abrazos llenos de inocencia y algún que otro arañazo y patada…
Los dos primeros meses fueron los más difíciles, compartía piso, dormitorio, proyecto y pueblo con mi compañera EVS, con la que tenía “algunos” problemas, sobre todo por la diferencia de edad. Pero sin duda ella ha sido parte del aprendizaje que he tenido este año por lo que agradezco haber compartido parte de este año con ella.
Fueron los últimos 4 meses, mi compañera EVS se había ido ya porque su proyecto finalizaba antes que el mío.
En esos 4 meses hice las paces con mi piso, en el que vivía yo sola; con mi pueblo de acogida, al que redescubrí; mi proyecto, al que aprendí a querer; y con mis antiguos y nuevos amigos con los que compartí todo el tiempo que pude.
Sin duda la experiencia es maravillosa, algo que repetiría y recomendaría hacer a cualquiera que se lo esté planteando.